40 semanas



Deseando arrullarte con esta canción...

Todas serán para ti.

Cambios

Casi 37 semanas.

Hoy te voy a mostrar dos fotografías que me ha hecho papá a medida que han pasado las semanas de embarazo, para que veas cómo me ha crecido la barrigota:



Ahí estás, cabeza abajo y abultando mi panza cada vez más. A ver, que yo no era precisamente una sílfide cuando me quedé embarazada, habíamos pasado un buen verano de cenitas poco ligeras en la terraza y las vacaciones en Galicia fueron de lujo. 

Al principio del embarazo todo el mundo me decía que no engordara demasiado, que luego sería difícil perder esos kilos de más. Pero una vez que fue pasando el tiempo, decidí que me daba igual: ya está bien de opinar sobre el cuerpo de la mujer y prácticamente obligarnos a estar perfectas hasta en el momento en el que te sientes más humana, más natural. Ahora que se acerca la recta final, ya hay quien incluso me habla de apuntarme al gimnasio y de ponerme en forma "lo más pronto posible". ¿Nueve meses de engorde y ahora no me dais margen para que los kilos se vayan a su ritmo? ¡¡Anda ya!!

Si hay una razón por la que, con todos estos kilos de más que llevo encima, adoro mi cuerpo más que nunca es porque tú estás en él. Llámalo sacrificio, llámalo amor de madre. Pero el hecho de llevarte conmigo, me da fuerzas para aguantar las miradas de desaprobación de aquellas personas que me ven gorda. Lo mismo me pasa con los pies, que más que pies parecen dos trozos de carne enrollados en hilo cuando me pongo sandalias. O los ardores nocturnos, gracias a los cuales me siento más dragona que Khalessi.


Por todo, yo creo que el cambio más grande se ha producido en mi mente. Creo que es algo que no les ocurre a los papás, y por eso vienen las decepciones cuando el niño o la niña no sale como ellos esperaban: yo estoy completamente enamorada de ti, seas como seas, y lo estaré siempre con tus defectillos y tus virtudes.

Nuestro todo

¡Cómo has crecido! ¡Y cómo he procrastinado (una de las palabras favoritas de papá, que significa 'Retrasar el momento de realizar algo') y he olvidado escribir en tu blog! Pero no te preocupes, eso no quiere decir que no haya pensado en ti... de hecho, eres mi pensamiento único, mi alegría continua. ¡Mi todo! ¡Nuestro todo!


Hace ya algunos meses, unos amigos nos dijeron que aprovecháramos el tiempo para hacer cosas, y que no se nos olvidara hacernos fotos de este momento, juntos, porque aunque sea yo la que te lleva en la panza, papá también es importante. Y aunque no hemos parado de hacer cosas (ir a conciertos, al zoo, al cine, incluso a una manifestación te hemos llevado, porque vas a ser una bebé revolucionaria como tu mamá), lo cierto es que el tema fotos se nos ha olvidado... ¡no se puede estar en todo! Lo importante son las vivencias, porque como bien dijo Miguel Hernández: "Se pondrá el tiempo amarillo sobre mi fotografía", porque, en el fondo, el papel es perecedero. En cambio los recuerdos, pueden durar años, incluso eternamente. La siguiente foto, por ejemplo, no pasaría nada si se borrase... ¡Vaya caras de tontos tenemos!


Mi pequeña Laura, hemos estado juntas ya 35 semanas, entramos en la recta final. Dicen que la espera de las últimas semanas es lo más duro, la etapa del embarazo que se hace más larga. Pero tras pasar por las clases prenatales, estoy totalmente convencida de que lo difícil vendrá luego, cuando tengamos que aprender a ser padres.

Remolona como su mamá


¡Ay, que nos ha salido timidilla! Eso, o que te pareces bastante a tu mamá, que no me gustan las fotos y soy bastante remolona. Sea como fuere, el otro día fuimos a hacerte una sesión de fotos en 4D, que viene siendo lo mismo que en 3D pero seguramente algo más caro. Al principio estabas completamente frita, el traqueteo del cercanías te ha gustado y no te movías. Y luego, después de que papá y yo (pobre papá, lo que tiene que hacer sin comerlo ni beberlo) hayamos subido y bajado alguna escalera que otra, te has dejado ver, pero poca cosa. Tienes las manos y los pies en la cara, pedazo de pies, por cierto. Eres preciosa, por cierto. Creo que la nariz es chatilla como la mía. No te hemos podido ver las orejas, así que la abuela Paqui no sabrá si las tienes como papá.

Amor



El amor es esto:

querer sin conocer.

Incondicionalmente.

Y para siempre.

Laura

Hoy cumples 23 semanas dentro de mi barriga, que crece por momentos. Y ya, por fin, sabemos que eres una niña, nuestra Laura, ¡nuestra pececilla! Te encanta pegar pataditas cuando oyes la voz de papá, a pesar de que él tenga tan poca paciencia y, si no siente un movimiento en un minuto, ya quiera quitar su mano de mi barriga...

¡Pero tú sigues insistiendo! Porque sabes que es tu papá, y como lo echas de menos durante el día, por la noche saltas de alegría cuando lo notas cerca.


Debo confesarte que ya han pasado los miedos iniciales, tras leer mucho y llegar a la conclusión de que el concepto de madre perfecta no existe: cada mujer -y también cada hombre- educa a su prole como mejor puede, lo importante es hacerlo con muuuucho amor y respeto. Y de eso yo tengo bastante.

Lo que parece que no se pasa es eso que me sucede muchas noches, cuando me levanto a hacer pis y no me noto la barriga. Aún no te he conocido, no he visto tu carita, pero pensar que no estás me produce ansiedad. No te quiero perder, porque ya formas parte de mí. Supongo que eso será uno de los terrores psicológicos propios de cualquier embarazada... la mente, como siempre, jugando malas pasadas. Conozco a muchas mamás que, durante sus embarazos, temían que sus hijxs nacieran sordxs, ciegxs, o con cualquier otra deficiencia.

En fin, pequeña pececilla... Nuestra casa va cogiendo forma, pronto será tu nidito, ¡aunque quedan por montar tantas cosas que a papá le va a dar un soponcio! Quedan menos de cuatro meses para tenerte entre nosotros, pero el tiempo que queda creo que se hará muy corto, porque seguro que estaremos ocupadísimos preparando tu llegada.

Mi pequeña Laura, no sabes cuánto deseo que llegue el calorcito y con el buen tiempo, tenerte entre mis brazos. No desesperes, mamá aprenderá a arrullarte.

¡Lentejita existe!

Querida lentejita:

Hace poco menos de una semana que sabemos de tu existencia. Papá me trajo un test de embarazo un día antes de lo que nos habíamos propuesto, ya que yo estaba intentando no entrar en pánico porque hacía días que me tenía que haber bajado la regla.

Si hay una cosa que una mujer odia (vale, sí, odiamos miles de cosas y, la mayoría, sin sentido) es que el maquillaje se nos vaya al carajo. Así que le eché la bronca a papá porque yo estaba monísima para ir a comprar un regalito a tu tita Laura.

A lo que iba. Me senté en el WC, le quité el capuchón al test e hice lo que tenía que hacer... ¡pipí! Enseguida comenzó a hacer magia el pequeño test, salió una rayita y... ¡luego otra! Así que llamé como loca a papá, que lo miraba, me miraba a mí y, francamente, creo que no lo asimilaba. Durante toda esa tarde y noche, ambos cuestionábamos la veracidad del test. Al día siguiente, papá se levantó, desayunó y fue a por otro... ¡que volvió a salir positivo!

¡Lentejita existe!